Algunas personas visualizan Gibraltar como una mujer dormida, otras ven una montaña saliendo de las profundidades del mar, algunas no ven nada, simplemente se sorprenden de su majestuosidad y de su energía.
La historia detrás de esta montaña es larga y dolorosa, naciones que querían su poder por ser un punto estratégico, familias separadas por una valla, cañones y guerras…
Sin embargo, a mí me gusta denominarla “la roca del amor”. Sí, es un poco contradictorio. Pero aquí nuestra historia.
Desde muy joven decidí que nunca me casaría. Consideraba el matrimonio una forma de comprar a la mujer. Hace siglos, se entendía que pertenecíamos al hombre. Primeramente, al padre, y a través del casamiento, la mujer pasaba a ser gobernada por su esposo.
El significado real del matrimonio me parecía abominable y algo que nunca quería hacer en mi vida. Creía que el amor no se podía medir a través de papeles.
El amor es algo más grande que te llena el corazón, te hace despertarte plena cada día, y nada ni nadie lo puede conseguir a través de un papel firmado. Sólo lo encontrarás con tu alma.
Pero la vida, da más vuelta de lo que imaginas y, a veces, acabas haciendo lo que menos esperas. ¿Por qué? Porque el sistema te empuja en una u otra dirección y es complicado salirte de ahí.
Philip y yo tuvimos un precioso hijo. Y luego tuvo lugar el Brexit. Por si no lo sabíais, Philip es británico. La nueva ley suponía cambios que quizás nos pudieran afectar para que viviéramos en España. Además, por aquel entonces ni siquiera teníamos la foodtruck (todavía era un proyecto).
Así que vimos que la solución a ello, sería casarnos. Pero, por su nacionalidad, nos era complicado hacerlo en España a no ser que hubiera estado viviendo al menos 5 años. Y eso no era así.
Descubrimos que Gibraltar era una especie de “Las Vegas” y que casarse allí era más costoso, pero bastante fácil.
Al estilo bohemio y hippie, como Yoko Ono con John Lennon, acabamos casándonos en Gibraltar. Una boda sencilla y simple. Mis padres como testigos, y mi hijo en la mochila de porteo. Yo llevaba un vestido veraniego blanco de encajes que encontré en las rebajas. Antes de llegar al lugar compramos un pequeño ramo de flores en el supermercado de Gibraltar. La foto de la reina nos presidía en una habitación pequeña pero alegre. La persona que nos casó, hablaba de Gibraltar todo el rato como la roca del amor. Y así, penetró en mi corazón.
Para comer decidimos irnos a Wagamama. Nunca había estado antes. Se trataba de una franquicia británica con opciones vegetarianas y veganas. El restaurante estaba basado en la comida japonesa. Y la verdad que los sabores eran muy sorprendentes. Hoy en día, nos encanta ir para allá y probar los edamames y los bao relleno de berenjenas y setas (los favoritos de mi hijo, Dylan). La coliflor bang bang es una de las favoritas de Phillip. Al igual que el ramen que tienen. Sus sabores son intensos, picantes y originales. Aunque no sea un restaurante vegano sus opciones están muy conseguidas.
Aparcar en Gibraltar no es fácil. Y con los años preferimos aparcar fuera que meter el coche. Pero aquel día de boda, habíamos metido los coches, y ¡sorpresa! Antes de despedirnos de mi padre, le habían puesto un “cepo” en unas de sus ruedas y no podía moverlo. Oh my God!
Una de las condiciones que tiene Gibraltar para poder casarte allí es que tienes que pasar una noche en la roca. Y allí estábamos Philip y yo, en una pensión “bastante cutre” pero donde nuestro hijo pasó una noche estupenda y durmió del tirón, después de llevar varias noches inquietas.
Con los años, Gibraltar sigue siendo para nosotros una de nuestras escapadas favoritas. Además, hace poco abrieron un nuevo café con opciones veganas “Chök” y nos encanta los donuts que hacen caseros y frescos. A mi hijo le encanta el kronut de Oreo, pero en general todas las opciones veganas están muy conseguidas.
Además, Gibraltar fue uno de los primeros lugares al que acudimos con nuestra foodtruck vegana y ecológica en los eventos MTV Gibraltar y el Calentita. Por lo que le tenemos un grato cariño por su acogida en los momentos más significativos de nuestra vida.
Hay muchas personas que se sienten incómodas en Gibraltar por ser tan diferente en un espacio tan pequeño. No llega a ser España, pero tampoco Reino Unido. A nosotros nos pasa todo lo contrario. Siempre nos alegramos de visitarla y nos evoca recuerdos de nuestro pasado en UK. Si tienes la suerte de pasar por la zona, no te pierdas la oportunidad de visitar la roca del amor y encontrar todos sus secretos veganos.